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Foto del escritorLiz Torres

¿Vivir agotada para ser perfecta? Prefiero ser una mujer efectiva en balance.

Actualizado: 16 abr 2022

La mayoría de las mujeres asumimos diariamente el reto de desempeñar diferentes roles, simultáneamente. Y algunas, como yo, han pretendido cumplir con todo lo que ello implica a la perfección. El resultado: agotamiento, estrés, mal humor, resentimiento ante la falta de cooperación y consideración de quienes te rodean, sentimiento de culpa cuando no logras completar alguna tarea con excelencia, poco o cero tiempo para compartir, distraerte o descansar y, en casos mas graves, depresión y otras enfermedades.


Hace apenas una semana celebramos el día de las madres en la clase virtual de mi hija, organizada por Ms. Raya, su maestra. Una de las mamás, Angélica, nos leyó un cuento sobre la importancia de llenar nuestros corazones de bondad hacia los demás y hacia nosotros mismos. En esa historia, el personaje principal, Esperanza, se puso muy nerviosa cuando tuvo que hablar en público. No pudo hacerlo bien y se sintió profundamente culpable. No pude evitar recordar que he hablado en público desde que me acuerdo, resultando un verdadero reto para mi audiencia lograr que me calle. Sin embargo, hace poco menos de un año, Ms. Acevedo-Isemberg, la directora de la escuela de mis hijos, me pasó el micrófono durante la Gala del Año, me dio la oportunidad de dirigirme a todos los padres, maestros y autoridades que estaban allí y, al final, por primera vez en mi vida, quedé absolutamente bloqueada por unos segundos, y pude despedirme gracias a que ella me susurró la última palabra que necesitaba. El mensaje quedó transmitido. Estoy segura de que nadie siquiera recuerda ese momento. Pero yo necesité mucho tiempo para dejar de sentirme culpable, pensaba que ella había confiado en mí y yo no había estado a la altura, y no por no haber sido efectiva, porque claramente el objetivo se logró y el mensaje se transmitió, sino por no haberlo hecho perfecto. Quizá por ello me pareció tan hermosa la historia de Esperanza, porque, ciertamente, es muy importante sentir bondad hacia los demás pero, sobre todo, tenemos que aprender a sentir bondad hacia nosotras mismas. En este sentido, valdría mucho el esfuerzo de dejar de actuar como bomberas apaga fuegos las 24 horas de los 365 días del año. La mayoría de las personas que nos rodean, nos ven tan autosuficientes que ni siquiera se les ocurre pensar que podemos necesitar ayuda y mucho menos ofrecerla.


Yo propongo amarnos más, cuidarnos más y apreciarnos más, porque nuestro valor está en quienes somos y no en cuan útiles resultamos para los demás o cuánta comodidad les proveemos. Y lo más preocupante, ¿por qué esperar que los demás nos quieran, nos cuiden y nos valoren, si no empezamos por hacerlo nosotras mismas? El modelo de maternidad de las mujeres millenials (nacidas entre 1981-1995, aproximadamente) me parece ejemplar, y por eso, lo aplico. Para mí, hablar de éxito, abundancia y felicidad, implica balance. La mujer de hoy, como lo hacen muchas de ellas, está llamada a equilibrar su desarrollo personal, profesional y familiar; trabajar de manera inteligente; delegar y hacer equipo con sus compañeros y familiares; poner la tecnología a su servicio y asumir que no tiene sentido enfermarse o sacrificar las cosas más valiosas de la vida para ser perfectas, cuando podemos lograr nuestros objetivos, sanamente. Te propongo amarte, valorarte, formarte, desarrollarte y participar en todos los ámbitos de la vida, trabajando de manera inteligente y en equipo, para ser parte del cambio, siendo efectiva en balance.



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