Para mí, la salud emocional es la capacidad que tenemos las personas de identificar y manejar asertivamente nuestras emociones, pensamientos y conductas. Reflexiono continuamente sobre este tema, porque me resulta evidente el gran impacto que tienen las emociones en nuestras vidas y cómo pueden llegar a afectar nuestra armonía, efectividad y equilibrio.
Puedes ser la persona más talentosa y con más recursos en el mundo pero, sin salud emocional, el bienestar se convertirá en una utopía para ti.
En mi eterna búsqueda por mejorar mi salud emocional he encontrado que existen algunas prácticas que lo facilitan:
Alimentarnos bien.
Hacer algún tipo de actividad física.
Descansar.
Mantener una actitud positiva.
Encontrar y desarrollar tu pasión y propósito.
Cultivar buenas relaciones con otras personas.
Sentir amor por alguien o algo.
Servir a los demás.
Esforzarte por identificar tus emociones, expresarlas y compartirlas con los demás de manera adecuada.
Tener auto-crítica y tomar conciencia. ¿Controlas tus emociones y conductas o ellas te controlan a ti?
Establecer limites, objetivos y estrategias.
¿Has reflexionado sobre este tema? ¿Tus pensamientos, emociones y comportamientos te sabotean o están alineadas con el logro de tus objetivos y tu felicidad? Tu salud emocional y la de tus seres queridos es fundamental para conocerse, desarrollarse personalmente, reducir y manejar apropiadamente el estrés y la ansiedad; para mejorar el rendimiento en todas las actividades que realicen; fortalecer las relaciones interpersonales y sobre todo para lograr equilibrio y bienestar.
Cierro mi reflexión de esta semana, proponiéndote que te tomes unos minutos para analizar cómo está tu salud emocional y te invito a identificar y manejar asertivamente tus emociones para ser una persona efectiva en balance.
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