En nuestro artículo anterior definimos gratitud como valorarnos y valorar la vida y lo que nos ofrece. Descubrimos por qué debemos agradecer por ser únicos e irrepetibles, por las bendiciones que tenemos e incluso las dificultades; porque hasta las personas y circunstancias que no nos agradan merecen agradecimiento. Unas hacen nuestras vidas más hermosas y las otras funcionan como maestros que impulsan nuestra transformación y crecimiento y nos convierte en mejores seres humanos.
Igualmente, también pudimos hablar de interesantes estudios científicos que revelaron los incontables y valiosísimos beneficios que aporta la gratitud a nuestra salud física, mental y emocional y su significativo impacto sobre nuestro bienestar. Sin embargo, ¿sabes cuándo y cómo practicar la gratitud?
Existen muchas maneras sencillas de hacerlo. Quiero compartir algunas contigo, para que emplees aquella con la que te sientas más conectada.
Haz una reflexión e identifica todas las bendiciones que disfrutas. Eso incluye tus fortalezas, tu espiritualidad, tus posesiones, los recursos con que cuentas, tus logros, las personas y situaciones maravillosas de tu vida, las circunstancias difíciles, pero que te ayudan a aprender o a crecer como ser humano. Luego, mentalmente, agradécelas.
Escribe cada día, en una agenda o diario, una lista de las razones por las que te sientes agradecida.
Escribe notas de gratitud y colócalas en un lugar visible en tu casa u oficina. Eso te permitirá visualizar o recordar todas las bendiciones que ya disfrutas y que merecen tu agradecimiento.
Escribe mensajes o cartas de agradecimiento a otras personas por sus acciones y envíaselas por correo o entrégalas personalmente como obsequio.
En grupo o durante una reunión, invita a todos los presentes a que comuniquen, verbalmente o por escrito, qué tienen que agradecerle a cada una o a alguna de las demás personas.
Da paseos de gratitud y ve agradeciendo todo lo bello que se te presenta por el camino. Después de todo, la vida debería ser un eterno paseo de gratitud.
Ahora que sabemos cómo practicar la gratitud, la siguiente pregunta es ¿cuándo es el mejor momento para agradecer? Y yo solo puedo responderte que eso depende de ti. Tú puedes elegir tu momento perfecto: en las mañanas al levantarte, antes de dormir, mientras te bañas, cuando conduces, o vas en algún vehículo, mientras esperas para ser atendida, cuando haces ejercicios, etc.
En mi caso, aunque me esfuerzo por mantenerme permanentemente en estado de gratitud, mi momento preferido es cada noche al acostar a mis hijos, cuando en voz alta decimos todas las bendiciones que tenemos, lo que ha pasado durante el día y damos gracias a Dios por ellas. Si tu no crees en Dios, practica la gratitud de acuerdo con tus propias creencias o, simplemente, dale gracias a la vida o al universo. Lo que te haga sentir mas cómoda.
Estar viva ya es un maravilloso milagro por el que puedes comenzar a agradecer. Convierte la gratitud en una filosofía o un estilo de vida. Disfruta la salud y bienestar que te aporta, y elige percibir tu experiencia en este planeta como un maravilloso regalo.
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