Una herramienta clave para vivir en balance es definir, en cada situación, tus prioridades y trabajar en función de ellas. En esta cuarentena, yo elegí que lo verdaderamente importante era nuestra salud física y emocional; y la meta era desarrollar resiliencia.
Durante la cuarentena, mi familia y yo tuvimos que hacer muchos ajustes para adaptarnos a la nueva realidad porque nuestra rutina era absolutamente distinta. Explicarles a los niños, con honestidad, lo que estaba sucediendo y por qué debíamos quedarnos en casa y cambiar drásticamente nuestra dinámica, fue nuestra prioridad; elegimos identificar las bendiciones de las que disfrutamos y mantenernos en estado de gratitud, que nos genera calma y facilita identificar las posibles soluciones a los problemas que se nos han ido presentando.
Otra gran decisión que tomamos fue evitar que la dificultad que representa la convivencia continua mientras estamos en casa realizando distintas actividades: clases virtuales, teletrabajo, las tareas del hogar y del colegio; los cambios en nuestros ingresos y tener familiares vulnerables en otro país, se tradujeran en desesperación, mal humor y, menos aún, en algún tipo de violencia. Escogimos la proximidad y estar más unidos que nunca, entendiendo que si no lográbamos un rendimiento excelente, como siempre intentamos que sea, en este momento no importaría. Confiamos en que, en su debido momento, la vida nos dará la oportunidad de recuperarnos para aprender y producir más.
En equipo y de forma colaborativa, empezamos a compartir y a buscar soluciones a los problemas que se nos han presentado. Jamás perdimos la fe en Dios, porque nosotros creemos en Él, en nosotros mismos y en la vida. Durante esta cuarentena, tres de nosotros cumplimos años, mi hijo se graduó y, a pesar de que no pudimos celebrarlo como hubiéramos querido, nos inventamos maneras de conservar la alegría, porque entendemos que ser feliz también es una decisión.
Poco a poco, nos hemos ido adaptando y reorganizando. Nos dijimos que lo importante era nuestra salud física y emocional, ¡y lo hemos cumplido! ¿Cómo?, manteniendo una actitud positiva, aprendiendo y valorando lo bueno de cada situación, ¿y saben qué? también hemos logrado un maravilloso rendimiento en todas nuestras actividades.
¡Sí se puede! Es cuestión de compromiso y determinación. Acepta aquello que no puedes cambiar, pero recuerda: tú siempre tienes el poder de elegir que las situaciones difíciles o retadoras no se conviertan en experiencias traumáticas en tu vida, sino en oportunidades para desarrollar valiosos poderes como la resiliencia.
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