Cuando recuerdo los mejores momentos de mi vida, no pienso en la casa más lujosa en la que vivimos, o el carro del año, o el teléfono celular de último modelo. Pienso en las demostraciones de amor de mi familia, cuando me escuchaban, me daban consejos, me contaban historias, cuando asistían a mis actos del colegio, me apoyaban en mis proyectos, compartíamos juntos en casa, algún paseo o viaje. Entonces, reflexiono y me doy cuenta de lo maravilloso que es tener metas y progresar. Es un error no estar presente en la vida de nuestros seres queridos, por ejemplo, nuestros hijos; no existe bien material que pueda sustituirnos, ocupar nuestro lugar y dejar nuestra huella en sus vidas.
Una infancia y juventud felices es el mejor regalo que podemos hacerles a nuestros hijos. Ello no implica que, para estar a su lado, debamos sacrificar nuestro crecimiento personal. Se trata de hacer pequeñas cosas de calidad, todos los días. Significa escucharlos activamente cuando nos necesitan; involucrarnos en sus actividades; conocer las personas de su entorno, maestros, amigos, familias de sus amigos; ayudarlos a solucionar sus problemas por simples que te parezcan, sin subestimarlos; reconocer sus méritos y valorarlos; generar espacios para compartir con ellos.
Recuerdo que mis padres trabajaban muchísimo. Mi papá es médico y mi mamá bioanalista. Ambos disfrutan hoy de una extraordinaria trayectoria y éxito personal. Pero, para lograrlo, llegaron a laborar hasta tres turnos. Ahora bien, muchos mediodías, noches y fines de semana, generaban esos espacios de calidad que yo llamo “mágicos”, para compartir en familia y hacernos sentir seguras a mi hermana y a mí, porque estaban incondicionalmente allí para nosotros. Sin duda, esos momentos mágicos son lo más valioso que recuerdo.
En el caso de mi familia, los niños y nosotros, planificamos agendas que promueven nuestro crecimiento y desarrollo personal. Pero sin olvidar nuestros momentos mágicos para estar juntos y demostrarnos cuán importantes somos los unos para los otros. No es fácil. Los horarios y rutinas de los miembros de la familia son distintas y complicadas. Pero con nuestro compromiso de establecer y respetar nuestras prioridades, lo hacemos posible, a pesar del sacrificio que supone.
Muy probablemente, cada vez que leas uno de mis blogs y muchos de mis post encontrarás alguna referencia sobre la importancia de lograr el equilibrio en nuestras vidas.Este no es la excepción, porque no entiendo el éxito y el dinero, sin alguien con quién compartirlo. Ocupa tu lugar en la vida de las personas importantes para ti. Ser feliz implica balance. Promover una sociedad de personas emocionalmente sanas y felices bien vale el esfuerzo.
Comentarios