El ser humano puede decidir la vida que quiere vivir. En muchos de mis artículos he comentado la fascinación que me produce este poder.
Hay situaciones realmente extremas, en particular ésta generada por la pandemia de COVID-19, que genera profunda incertidumbre, miedo, cambios drásticos en la rutina, en la manera en que el mundo ha funcionado tradicionalmente. Entonces, tienes que elegir si te das por vencido o si luchas para sobrevivir y salir fortalecido de la experiencia, descubriendo que tenías ese gran poder que no imaginabas.
Quiero compartir contigo una conversación que tuve hace algunos días con mis hijos y que arrancó con esta pregunta:
- ¿Cómo es la vida para ustedes?
Y contestaron:
- Bueno, a veces es difícil, a veces es fácil. Nosotros diríamos que la vida es interesante.
Les dije: muy bien y ¿qué hacen cuando es más fácil?
- Lo disfrutamos y damos gracias.
- Y ¿qué hacemos cuando se pone difícil, como ahora?, pregunté.
- Pues, cuando algo nos causa miedo o nos hace sufrir, a veces, nos sentimos muy mal, nos da ira o lloramos, pero luego, lo aceptamos, entendemos que tenemos que aprender de la experiencia, nos hacemos más fuertes y lo dejamos ir, mamá. Lo más importante: confiamos en Dios, en la vida y en nosotros, porque sabemos que todo estará bien.
Y si, por más que desean hacer todo eso, sienten que no pueden, ¿qué hacen?, pregunté.
- Pedimos ayuda, contestaron.
Quisiera compartirles que mi hijo trabajó muy duro todo el año para su graduación. Además, tuvo que adaptarse al sistema de educación virtual y manejarlo con éxito, en medio de una situación de profunda inestabilidad y cambios para no bajar su rendimiento. Y, a pesar de hacer todo con tanto esfuerzo, llegó el día más esperado de 2020 y no hubo graduación. Mi hijo es una de esas millones de personas que se quedaron esperando ese gran momento. Y, la verdad, todos hemos sentido que nos arrebatan a alguien o algo que deseábamos o amábamos profundamente. Ello, generalmente, no lo podemos evitar porque no depende de nosotros. Pero sí es nuestra responsabilidad decidir qué hacemos frente a esa circunstancia. Las respuestas de mis hijos en el dialogo anterior son el reflejo de lo que han escuchado y visto en casa. Y celebro, que aunque no hubo graduación, mi hijo se tomó estas fotos hermosas que publicamos hoy, con el traje que habría usar, para recordarnos que estamos haciendo historia y que tiene la absoluta confianza que todo estará bien.
Y tú ¿Ya estas lista para elegir los lentes con los que quieres ver tu vida, confiar y sonreír porque sabes que todo estará bien?
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